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La Aflatoxina M1 y su riesgo en la salud humana.

Aditivos Nutricionales

febrero 1, 2024

La Aflatoxina M1 y su riesgo en la salud humana.

Sanfer Salud Animal Nutek Tehuacán México Labs

       Uno de los animales más sagrados en la historia e incluso más respetado en varias culturas hoy en día, hacen que los Bovinos sean reconocidos como creadores de la vida. Hace más de 10,000 años fue uno de los primeros animales en ser domesticado, que al producir la leche permitió la continuidad de la vida, semejándose al mismo valor que una madre provee a su hijo, por ello se le considera como la madre de la vida.

   Hoy en día muchos productos y subproductos alimenticios derivan de los Bovinos, sin embargo, por la demanda, así como la imperiosa necesidad de los mismos, hacen que los sistemas cada día sean más intensivos y por ende la demanda de la energía y nutrientes se adiciona con ingredientes externos para soportar el metabolismo basal que la genética actual demanda.

  Más del 25% de los cultivos agrícolas en el mundo están contaminados con algún tipo de hongo capaz de producir micotoxinas (FAO 2014).  Los hongos pertenecientes a los géneros Fusarium, Aspergillus y Penicillium, que afectan al maíz (Zea mays L.) y otros cereales, no solo disminuyen la cantidad del cultivo, también afectan la calidad de los granos y como consecuencia de sus actividades metabólicas ante diversos factores de estrés dan como resultado las Micotoxinas, que son metabolitos secundarios que afectan patológicamente a los seres humanos y animales. Las micotoxinas se producen desde la siembra hasta el almacenamiento (precosecha, cosecha y transportación). Su presencia no puede evitarse, pero existen diversos mecanismos para disminuir sus niveles a fin de minimizar los riesgos de exposición por parte de los consumidores. La ingestión de alimentos con micotoxinas puede generar efectos adversos sobre la salud humana y animal llamado Micotoxicosis. Dependiendo de las características de cada contaminante, las cantidades ingeridas, las condiciones propias de los individuos, el tiempo de exposición y edades hace uno de los principales retos en controlarlos en la industria Agroalimenticia, ya que su presencia se representa en grandes pérdidas económicas en todos los sectores de salud y alimenticios.

Las Aflatoxinas (AF) son micotoxinas, es decir, un grupo de toxinas naturales producidas principalmente por mohos como Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus, y tienen efectos adversos en los seres humanos, los animales y los cultivos que provocan enfermedades y pérdidas económicas (Hussain y Anwar, 2008). Las AF se pueden clasificar en seis tipos: AF B1 (AFB1), B2 (AFB2), G1 (AFG1), G2 (AFG2), M1 (AFM1) y M2 (AFM2). De estos, AFB1 y AFB2 son producidos por A. flavus, mientras que AFG1 y AFG2 son liberados por A. parasiticus. Por el contrario, AFM1 se ha considerado el subproducto de hidroxilación de AFB1 en el hígado de vacas lecheras lactantes después de la ingestión de alimento contaminado. AFB1, AFB2, AFG1 y AFG2 se encuentran principalmente en cultivos alimentarios, mientras que AFM1 (un metabolito de B1) y AFM2 se encuentran comúnmente en subproductos animales, como la leche y los productos lácteos. (CAST 2003).

 

 La Aflatoxina M1 (AFM1) proviene de la palabra en ingles Milk 1 al ser la primera micotoxina aislada en un subproducto que afecta la calidad de vida quien la consume.  Es un metabolito resultado de la hidroxilación que ocurre en el hígado de los Bovinos cuando la AFB1 es ingerida en el alimento y esta se elimina a través de la orina y de la leche en AFM1, por lo que la concentración de AFM1 en la leche se correlaciona con la cantidad de ingesta de Aflatoxina B1, esto debido a que las vacas transforman del 0.3% al 4.8% de la aflatoxina B1 contenida en el alimento en aflatoxina M1 en la leche, con un promedio de biotransformación de 1.7%.  Oscila desde 1 a 6.2 (Egmond H.P. 1989). En un trabajo reciente realizado en Sanfer Nutek (FIERRO et al, 2019), se demostró que el valor de bio-transferencia fue de 2.0 %. La vaca puede ya transformar AFB1 en AFM1 dentro de las 12-24 horas de ingestión del alimento contaminado. Incluso a las 6 horas ya pueden aparecer residuos de AFM1 en la leche. Sin embargo, el sistema metabólico de un rumiante provoca que las concentraciones de AFM1 en la leche varíen entre animales, de un día para otro y de una producción de leche a la siguiente. (Gimmeno 2004).

Fig.1 Molécula de aflatoxina M1 (AFM1),

La distribución de la AFM1 en algunos alimentos elaborados con leche contaminada es aproximadamente la siguiente: 40-60% en quesos, 10% en la nata y  2% en la mantequilla. Visto que la AFM1 es muy soluble en agua, no se comprende cómo la mayor parte va al queso y no al suero. La asociación de la AFM1 con la caseína, cuando esta precipita puede ser una explicación razonable para ello. (YOUSEF & MARTH, 1989).   Debido a la importancia en la nutrición, La leche y los productos lácteos son una buena fuente de muchos nutrientes, como proteínas y calcio, y los consumen principalmente los niños. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, al menos el 25% de los cultivos alimentarios del mundo están contaminados con micotoxinas y la producción de productos agrícolas apenas sustenta a la creciente población mundial. Por tanto, la presencia de AFM1 en la leche es motivo de preocupación y por ende  la limitación de AFM1 en leche en México Nom. Y Estados Unidos por la FDA es de 0.5 µg/kg y en Europa y otros países es de 0.050.5 µg/kg. En México es vigilada bajo la NOM.188-SSA1-2002. 

Por otro lado, debido a que la leche no solo se consume como leche líquida, sino que también se utiliza para la preparación de fórmulas infantiles, yogur, queso y productos de confitería a base de leche, incluido el chocolate y la pastelería (Gürbay et al., 2006). Es importante determinar no solo los niveles de AFM1 en determinadas muestras de leche, sino que también se deben considerar encuestas de seguimiento de rutina a este respecto (Kav et al., 2011). Debido a la alta toxicidad y las propiedades cancerígenas del AFM1, su presencia en la leche es motivo de preocupación debido a que AFM1 es resistente a la inactivación térmica, la pasteurización, el tratamiento en autoclave y otras variedades de procedimientos de procesamiento de alimentos derivados de la leche (Boudra et al., 2007; Hussain et al., 2008). Por tanto, para producir leche de alta calidad, es fundamental mantener los hatos lecheros libres de contaminación por AFB1 (Sadeghi et al., 2010) y/o utilizar aditivos tecnológicos como secuestrantes de micotoxinas eficientes para su eliminación efectiva al ser ingerida la mezcla en el alimento. (Sanfer 2024).

Riesgos para la salud Pública.

El Instituto Nacional del Cáncer (NIH 2023) establece que las personas pueden exponerse a las aflatoxinas cuando consumen productos contaminados, una vez consumida es relacionada con mayor riesgo de cáncer de hígado, estos efectos negativos se encuentran principalmente detectado en países en vías de desarrollo. Se ha observado una correlación entre el consumo de alimento contaminado con estas toxinas y el desarrollo de cáncer de hígado. Por tal motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en conjunto con la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (WHO-IARC, por sus siglas en inglés) han evaluado los efectos de las aflatoxinas, y para 1993, las clasificaron en grupos, destacando al grupo 1 como una mezcla que ocurre naturalmente y que probablemente favorece el desarrollo del cáncer de hígado (WHO-IARC, 1993).

La exposición a largo plazo puede tener graves consecuencias para la salud:

• Las aflatoxinas son carcinógenos potentes que pueden afectar a cualquier órgano o sistema, y especialmente al hígado y el riñón. Son causa de cáncer hepático y se han relacionado con otros tipos de cáncer.

• Esta toxina tiene efectos teratogénicos, mutagénicos y es hepatotóxica e inmunosupresora, afectando a órganos como el hígado, riñón y cerebro.

• Las aflatoxinas son mutágenos (afectan al DNA) para las bacterias, genotóxicas y pueden causar defectos congénitos en niños.

Sin embargo y aunque se presume que la AFM1 induce el cáncer de hígado en roedores por medio de un mecanismo semejante al de la AFB1, no existen estudios epidemiológicos adecuados que relacionen la dosis-respuesta entre la ingesta de AFM1, la exposición a la hepatitis vírica B o C y el cáncer de hígado. La literatura reporta el problema de la presencia de AFM1 en leche nacional (PEREZ et al., 2006), entre otros artículos.  Tan solo en 2023 se produjeron 13.34 millones de litros de leche, en las cuales por su magnitud, distribución y números de establos con diferentes tecnologías una tarea muy difícil para su control, por lo tanto, se establecen límites permisibles de tolerancia para garantizar la calidad de la leche y sus derivados. 

Límites de tolerancia: La Unión Europea ha establecido límites máximos permitidos en alimentos para ganado bovino. Considerando las micotoxinas con mayores riesgos para esta especie animal.

 

Tabla No.1. Límites de contaminación con micotoxinas en Dietas Animales. 

2006/576/ CE PRE/1809/2006, 2013/165/UE

 

Disminución de la producción de Aflatoxinas. Se ha tratado de reducir al mínimo la presencia de aflatoxinas desde la siembra, mediante la exclusión competitiva, con la incorporación de productos como el Aflasafe, que están elaborados con cepas del hongo Aspergillus flavus, no toxigénicas en zonas experimentales en Estados Unidos y campos de producción de maíz en diversos países africanos (BROWN, 2006). También se trabaja con híbridos de maíz con menor susceptibilidad a la producción de aflatoxinas (BUDAKOV, 2019), entre ellos el maíz genéticamente modificado, denominado Bt, Sin embargo, no existe ningún control tan específico para el género Fusuarium por ende la Zearalenona en campo estará latente, una vez contaminada la materia prima esta permanecerá sin importar los tratamientos aplicados sobre la materia prima, solo medidas de protección preventivas por su ingesta han sido demostradas.

 

Reducción de los efectos de las micotoxinas en ganado lechero. Está plenamente demostrado que el uso de agentes antimicotoxinas, con base en aluminosilicatos de calcio y sodio hidratados reducen la adsorción de la aflatoxina B1 presente en el alimento del ganado lechero. La eficiencia de los productos es variable, porque la composición de los aluminosilicatos no es similar. La literatura reporta eficiencias desde el 36 % hasta el 65 %. Fierro et al., demostraron la eficiencia de un producto nacional con 61 % de eficiencia. Con respecto al efecto protector de las paredes celulares de levaduras se han reportado resultados contradictorios. En el caso de agentes antimicotoxinas específicos hacia micotoxinas diferentes a las aflatoxinas, se tiene demostrada la eficiencia de los órgano-aluminosilicatos, como adsorbentes altamente eficientes contra de zearalenona (MALMMAN, 2005 y FIERRO et al., 2006). Así como desactivadores de tricotecenos y de fumonisina, que se han aplicado con cierta efectividad en otras especies animales. Aunque se ha desarrollado mucha investigación todavía no se tiene resuelto el problema de reducir los efectos de todas las micotoxinas presentes en la dieta de bovinos y de todas las especies sometidas a explotación pecuaria. De lo anterior se desprende que, dependiendo de los mercados, la contaminación de granos y productos de maíz con micotoxinas puede implicar una disminución del valor comercial y nutritivo de los granos. Esto se puede ver reflejado tanto en menores precios en la comercialización como en un mayor nivel de exposición por parte de la población, problema que se va agravando por el hecho de que las partidas de mayor calidad podrían destinarse a los mercados más exigentes quedando el resto, más contaminado, para el resto del mercado.  Dejando un riesgo latente de contaminación potencial que sin el uso preventivo de productos especializados como Atrapantes de micotoxinas, pueden dar como resultado impactos económicos en la rentabilidad del hato, así como, los subproductos puedan derivar en un severo daño en la salud pública, tal es reflejo que las regulaciones estrictas y la adaptación de buenas prácticas de almacenamiento en los países desarrollados han minimizado la contaminación de AFM1 en la leche y los productos lácteos. Los avances actuales en técnicas analíticas han ayudado a los organismos encargados de hacer cumplir la ley a implementar regulaciones estrictas. Además, la mejora de las instalaciones analíticas y el aumento de la conciencia relacionada con los efectos sobre la salud de la AFM1 en la leche y los productos lácteos podrían minimizar su nivel de aparición en los países en desarrollo.

 

 

 

Bibliografía selecta.

  1. Food and Drug Administration. Bad Bug Book, Foodborne Pathogenic Microorganism and Natural Toxins. FDA 2012.
  2. International Agency for research on cancer. Aflatoxins, IARC Monographs on the evaluation of Carcinogenic Risk to humans. World health organization 2012.
  3. NORMA Oficial Mexicana NOM-188-SSA1-2002, Productos y Servicios. Control de aflatoxinas en cereales para consumo humano y animal. Especificaciones sanitarias.
  4. CAST, T. F. (2003). Mycotoxins: Risks in Plant, Animal, and Human Systems. Ames, Iowa, USA: Council for Agricultural Science and Technology.
  5. PROGRAMA CONJUNTO FAO/OMS SOBRE NORMAS ALIMENTARIAS COMISIÓN DEL CODEX ALIMENTARIUS 23º período de sesiones Roma, 28 de junio 3 de julio de 1999.
  6. Sanfer Salud Animal 2023. https://sanfersaludanimal.com/productos/zeotek

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